martes, 2 de noviembre de 2010

Hace 25 años

El 13 de diciembre de 1985 me encontraba yo en la cancha del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. En primera fila, apoyado sobre las vallas metálicas que separaban al público del escenario donde, a eso de las 22'00 horas, comenzaba su actuación Sting. Es duro estar en la primera fila, continuamente pugnando con codos, hombros y caderas para que quienes te rodean no te desplacen u ocupen tu sitio; además, de vez en cuando, se origina una oleada de cuerpos que te lleva y te trae sin que uno pueda evitarlo.
 
Cartel anunciador de la gira 2010-2011
El Sábado 30 de octubre, 25 años después, Sting y yo hemos vuelto a coincidir en el Palacio de Deportes de Madrid: él, en el escenario; yo en la grada, con mi esposa. Yo no tenía pensado asistir al concierto (ni siquiera sabía que esa noche tocaba en Madrid). Lo cierto es que, por otros motivos, me encontraba en la capital del reino. Sobre las 20'30 de la noche (de vuelta del mundo y a punto de calzarme las zapatillas), mi mujer me pide que no me desvista. Una salida nocturna no entraba en mis planes, pero de sopetón me enseña dos entradas. Mi cerebro procesa los datos: Sting + Sábado + Madrid... Como el cantante diría: "She's too good for me".
Sting, el Sábado por la noche en Madrid

¿El concierto? Sting sigue teniendo una voz que te raja el corazón. Le acompañaba la Royal Philharmonic Concert Orchestra de Londres, la sensacional vocalista Jo Lawry, y el guitarrista Dominic Miller.


La vocalista australiana Jo Lawry. Elegancia y una voz prodigiosa

Su último disco Symphonicities -vale, me lo había comprado en cuanto salió en España- es un elenco de versiones de sus temas propios, con arreglos orquestales.
Me gusta y no me gusta: me gusta porque la mayoría de las canciones compuestas desde que inició su carrera en solitario (no tanto las de The Police) tienen una vena jazzie, soul, o sinfónica a la que vienen bien trompetas, clarinetes y violines; no me gusta, porque Sting lleva desde el 2003 sin sacar un disco con temas nuevos, y uno se cansa de tanto hermoso refrito.

Otra foto del concierto de Madrid
Ver a Sting en el escenario es un lujo. Tocó todos los temas de su disco (salvo "The Pirate's Bride", ¡el muy canalla!), así como otras canciones de sus discos en solitario, y algún guiño policíaco ("King of Pain" o "Every Breath You Take").

Jo Lawry, Steve Marcusso (director) y Sting
Me emocionó "Russians"; "Moon Over Bourbon Street" creó una atmósfera irrepetible; pero fue con "Whenever I Say Your Name" (bis a bis con Jo Lawry) donde, definitivamente, rindió mi resistencia a no querer aceptar lo inevitable: llevo más de treinta años escuchando su voz, he crecido con sus melodías, su música es parte de mi vida.

Sting, hace mucho, mucho tiempo

7 comentarios:

  1. Como bien dices, llevamos una vida entera oyendo su voz, y que Dios se la conserve muchos años, y como decía algun espontáneo, que viva la madre que le parió.

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  2. La razón por la que estabas en MAdrid era la semana gótica?

    Siguiendo el hilo argumental de esta entrada... Sting mola mucho aunque ya sea un viajales y los años no le perdonen

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  3. Amigo anónimo, gracias, y viva la madre que lo parió, sí señor.
    Hola, Lui. Por mediación de Julio, me invitaron a la Semana Gótica. Hice coincidir el evento con una revisión de mi niña pequeña.
    ¿Viejo Sting? Exactamente 59 años, pero canta como si tuviera 30. Me quedé asombrado al oirle "Everylittle Thing She Does Is Magic".

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  4. Pues yo me quedo con el detallazo de tu mujer. Este tipo de cosas son las que hace que uno siga creyendo en el amor

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