sábado, 26 de septiembre de 2009

"Distrito 9" (2009): xenofobia interplanetaria.

El sudafricano Neill Blomkamp dirigió en 2005 un cortometraje titulado Alive in Joburg (Vivos en Joburgo), que es el embrión de Distrito 9, uno de los éxitos cinematográficos de este verano, según dicen. Peter Jackson, que se ha hecho muy amigo de Blomkamp, ha sido el productor de esta pelícua, la segunda del actor Sharlto Copley, que la protagoniza.
Filmada a modo de documental -con entrevistas, imágenes por televisión, y grabación en tiempo real (pretendidamente, claro está)-, Distrito 9 se desarrolla en Johannesburgo ("Joburg", para sus habitante). Sobre esta ciudad, la más poblada de Sudáfrica, se posó hace 20 años una descomunal nave espacial. Los alienígenas, exhaustos y malnutridos, fueron transportados a un improvisado campo de refugiados que, transcurrido el tiempo, se ha convertido en un suburbio de chabolas que alberga a más de millón y medio de "bichos" (o "gambas", en la versión original); es el "Distrito 9". Allí malviven los alienígenas, conviviendo con bandas de gángsters de Nigeria -país donde, dicho sea de paso, la cinta ha sido vetada-, que trafican con armas y comida para los bichos. La población de las zonas que rodean al ghetto desprecia a los extraterrestres que, cada vez más, se organizan en pandillas de delincuentes. Pese a vivir en condiciones insalubres, los más inteligentes han desarrollado armas de asalto y semipesadas de gran capacidad destructiva que, curiosamente, sólo es operativa en manos de los bichos. Tanto los delincuentes nigerianos como la MNU -una corporación internacional que fabrica armamento- están haciendo todo lo posible para conseguir que este material bélico funcione también en manos humanas.

La elección de Johannesburgo para ubicar la historia no es, en modo alguno, casual. Allí el gobierno sudafricano instituyó un sistema de mudanzas forzadas, moviendo a la población de ascendencia no europea a áreas específicas. Este sistema creó el extenso barrio de chabolas de Soweto (Pueblos del suroeste), una de las zonas donde se obligó a los negros a vivir durante el apartheid. El paralelismo es obvio: desprecio a otra raza y desprecio a otra especie.
Y sin embargo, en esta misma línea, creo que la película puede interpretarse aún de otra forma. Me refiero al antisemitismo que alcanzó su máxima expresión en Europa durante los años 30 y principios de los 40. Los ghettos de Varsovia o Cracovia durante la IIGM son un doloroso punto de referencia en esta historia, sin olvidar que del mismo modo que los científicos de la MNU en Distrito 9 experimentan con los bichos para conseguir usar sus armas, también en los campos de exterminio los nazis usaban seres humanos para conseguir la mejora de la raza.
En fin, una interesante reflexión sobre una de los males endémicos del hombre, el desprecio por el que es distinto.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hasta el Vístula

El 23 de septiembre de 1939 el Gobierno alemán emite un comunicado oficial anunciando que la resistencia organizada en Polonia ha terminado: "El Ejército polaco de un millón de hombres ha sido derrotado, capturado, o eliminado. Ni un solo soldado activo o en la reserva ha escapado a este destino. Sólo pequeños grupos han conseguido evitar la aniquilación huyendo a los pantanos al Este de Polonia. Allí sucumbieron a las tropas soviéticas. De todo el ejército polaco sólo queda un resto insignificante que aún lucha, defendiendo posiciones que pronto caerán, en Varsovia, Modlin y la península de Hela".
Varsovia, sitiada, agoniza bajo los bombardeos de la Luftwaffe. En pocos días vendrá el asalto final a una capital en ruinas.
En el este, las tropas alemanas frenan en seco al llegar al Vístula, la línea de demarcación acordada con el Ejército Rojo.

martes, 22 de septiembre de 2009

La madre y la hija

Tomás Moro tuvo tres hijas y un hijo de su primer matrimonio. Al quedarse viudo, se casó de nuevo con una mujer -también viuda- que tenía una hija. Moro defendió desde el principio (estoy hablando del siglo XVI) que las mujeres tenían, como los hombres, el mismo derecho a ser educadas. Por eso dio una exquisita educación a toda su progenie. La hija mayor, Margaret (en la ilustración), fue la mujer más brillante del siglo XVI en Inglaterra. Sabía latín, griego, astronomía, matemáticas, estaba versada en la Sagrada Escritura y en los textos de los Padres de la Iglesia; además, tenía nociones de medicina. Sin embargo, es una completa desconocida.
Ya dediqué un libro a Margaret y ahora he empezado a investigar sobre su hija, Mary. Como su madre, heredó el gusto por la escritura, dado que Margaret la educó con el mismo esmero que su padre había tenido con ella. En 1557, William Rastell publicó todas las obras escritas en inglés por Moro. En este volumen se incluía la traducción, del latín a la lengua inglesa, que Mary había hecho de la Historia de la Pasión, última obra de su abuelo, que había quedado inconclusa por la trágica muerte de éste. Esta traducción es la única obra de una mujer publicada durante el reinado de María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Marchando dos de Dickens!

Este año (sin aniversario alguno que lo explique) se ha producido una curiosa coincidencia en las librerías: están a la venta dos obras, a mitad de camino entre la ficción y la realidad, que se centran en el escritor inglés Charles Dickens, intentando mostrar las facetas más ocultas de su personalidad.
De una parte, La soledad de Charles Dickens (Roca Editorial) de Dan Simmons recrea los últimos años en la vida del autor de Oliver Twist, concretamente el periodo transcurrido entre el terrible accidente de tren del que sobrevivió (1865) y su muerte de un ataque apoplegía en 1870. Para dibujar al Dickens más sombrío, Simmons se sirve de su discípulo Wilkie Collins (autor de La Piedra Lunar) que, a modo de contrapunto, perfila una especie de fotografía en negativo de su maestro.

Siguiendo con sus novelas sobre autores literarios, y después de escribir sobre Dante y Edgar A. Poe, Matthew Pearl ha escrito El último Dickens (Alfaguara). Se trata de una novela de intriga que también mezcla hechos documentados con otros salidos de la imaginación del autor. La trama discurre en torno al supuesto misterio de la novela que Dickns dejó inconclusa por su muerte, El misterio de Edwin Drood. Me gustó El Club Dante, no tanto La sombra de Poe, de modo que Pearl se juega mucho conmigo en esta su tercera novela.

En fin, uno siempre puede –si no termina de disfrutar con estas novelas de Simmons y Pearl- (re)leer al protagonista de ambas. Como dice el prestigioso crítico Harold Bloom, aunque Dickens no tiene la genialidad de Shakespeare, como él supo crear personajes literarios inolvidables.

"Jefe de jefes" por los Tigres del Norte

Sin comentarios

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Una reliquia de Tomás Moro (I)

Dorothy Colly era sirvienta de Margaret Roper y visitó a Tomás Moro hasta poco antes de su ejecución en la Torre de Londres. En la víspera de su muerte y por mediación de la criada, el ex-Canciller mandó a su hija una última carta, así como la camisa de pelo que Moro utilizaba para mortificarse. Margaret la guardó como preciada reliquia. En la foto de la izquierda, se muestra cómo era un camisa de pelo.
Otra Margaret, Giggs de apellido (en la ilustracion de abajo; 1505-1570), fue hija adoptiva de Tomás Moro. Tras casarse con John Clement, tuvo que exiliarse a Bélgica en dos ocasiones: tras la muerte de su padre adoptivo y, nuevamente, al morir María Estuardo y subir Isabel I al trono.

La hija pequeña de Margaret y John se llamaba como la madre y fue educada por una orden de monjas inglesas agustinas en el convento de Santa Mónica, fundado en Lovaina en 1609. Con los años, la joven Margaret Clement (1540-1612) tomó los votos en esta comunidad, siendo la priora de la orden durante 38 años. Pues bien, la camisa de pelo del mártir estaba bajo la celosa custodia de estas monjas, y les fue entregada, probablemente, por Margaret Giggs. Hacia finales del siglo XVIII, la orden regresó a Inglaterra, estableciéndose primero en Spettisbury y, finalmente, en la abadía de Newton, en Abbots Leigh (Devonshire). La camisa de pelo seguía en su poder.
(Continuará)

martes, 15 de septiembre de 2009

¿Se puede hablar más claro?

María del Carmen Maroto Vela es catedrática de Microbiología de la Universidad de Granada y jefa del servicio de Microbiología del Hospital Clínico. Además, es la primera mujer española que preside una de las dieciséis academias de medicina del Estado, la de Andalucía oriental. También es la única mujer miembro –que no *miembra- de la Real Academia Nacional de Medicina (¡manda huevos!).
María del Carmen es madre de tres hijos, lee a Paul Auster y es devota de Mahler. En el 2000 recibió el premio “Mujer Europea”.
Un diario nacional incluía el Domingo pasado una entrevista a esta señora. Cuando habla un experto o una experta -ahora sí- en alguna materia, yo me callo y aprendo. Esta es su opinión sobre algunos asuntos muy concretos.
Aborto: “[Hablo] desde un punto de vista estrictamente científico, no político, ni religioso, ni personal. El nasciturus es un ser vivo, lo vemos moverse y le escuchamos el corazón e incluso lo podemos transplantar a un útero. Un ser vivo es algo tan importante como para no frivolizar y la mujer es algo distinto al nasciturus. Éste está en la mujer pero no es la mujer, el castellano es muy claro a la hora de diferenciar el 'ser' y 'estar'”.
Píldora post-coital: “Hay chicas muy jóvenes, de trece años, que se están tomando esa píldora como anticonceptivo y no descarto que haya un aumento de enfermedades infecciosas de transmisión sexual”.
Eutanasia: “De forma genérica, y como médica, creo que se debe mantener la vida. Otra cosa es cuando no haya ninguna opción científica para prolongarla sin dolor, y siempre con el consentimiento del enfermo. Creo que hay que ayudar a vivir sin sufrimiento, no se deben mantener los tratamientos cuando ya no hay posibilidad de curación y hay que potenciar los cuidados paliativos”.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Las Joyas Literarias Juveniles

Para mitigar los rigores de la vuelta al trabajo, un conocido grupo editorial de nuestro país ha lanzado una reedición de la Joyas Literarias Juveniles, aquellos cuadernillos que los niños de los 70 leíamos y que incluían adaptaciones al comic de las grandes obras de la literatura universal. La colección está claramente dedicada a aquellos niños -ahora papás- que pueden comprarla para sus hijas e hijos. Me ha parecido un excelente idea.
La edición está bastante cuidada: volúmenes en pasta dura que incluyen reediciones de tres cuadernillos c/u, no consecutivos (según la numeración original) y conservando las portadas. La calidad de las ilustraciones interiores es excelente.
Afortunadamente yo conservo bastantes originales de esta colección; hace tiempo los cogí de cas de mis padres y los encuaderné. Mi hermano se enteró después y montó en cólera; se calmó cuando pensó que sus sobrinos las disfrutarían.
Julio Verne, Emilio Salgari, R.L. Stevenson o Charles Dickens eran algunos de los autores que aparecían en la colección. Las obras seleccionadas eran las que podrían gustar a un público juvenil, aunque aparecían otras historias de más enjundia (Moby Dick, David Copperfield, Los miserables, etc.). Creo que si hoy en día me dedico a enseñar literatura inglesa, se debe en gran medida a aquella espléndida colección de Bruguera.

martes, 8 de septiembre de 2009

Dos Jannings y un Tarantino

Privada de la violencia gamberra de sus otras películas (que persiste en unas cuantas secuencias), la última cinta de Tarantino resulta ser un film más. Inglorious Bastards (2009) -remake de una cita italiana bastante mala (Quel maledetto treno blindato, 1978)- nos presenta a un grupo de soldados yankees a las órdenes de Aldo Raine (Brad Pitt), cuyo único fin es infiltrarse tras las líneas alemanas para "matar nazis". Bien, pero esa trama ya la llevó a la pantalla -y con bastante más acierto- Robert Aldrich en 1967 con Doce del patíbulo (Dirty Dozen). Cuando estoy de mal humor, me gusta ver las interpretaciones de Telly Savalas o Donald Sutherland en esa película. En la cinta de Tarantino destaca Christoph Waltz en el papel del coronel de las SS Hans Landa, pero poco más.

Y sin embargo Tarantino ha hecho bien en recordar al público la importancia que el III Reich dio al cine, como instrumento propagandístico. El ministro de propaganda Joseph Goebbels controló el contenido de los films de UFA, los estudios cinematográficos más importantes de Alemania, mediante amenazas y presiones políticas. La película gira en torno al estreno de una película pro-nazi en un cine francés. Al evento asistirán todos los figurones de la Alemania de Hitler, incluido el mismo Führer. Durante la recepción previa a la proyección, aparece un invitado que es presentado como el mejor actor de Alemania, Emil Jannings. Pocos le conocen hoy en día, pero gozaba de una enorme popularidad en Alemania. En 1930 había co-protagonizado con Marlene Dietrich El Angel Azul; cuatro años antes fue Mephisto en la versión alemana muda de Fausto, a las órdenes del genial Murnau. Tras el ascenso de Hitler al poder (1933), se quedó en Alemania y debido a sus simpatías hacia el nacionalsocialismo (hay quien dice que fue por seguir trabajando) llegó a la dirección de la UFA. Con la derrota de Alemania, las autoridades aliadas no le permitieron trabajar nuevamente, por lo que se retiró a Austria, en donde murió en 1950. Las malas compañías...

Se me viene a la cabeza otro Jannings, Ernst Jannings, Ministro de Justicia con Hitler y uno de los acusados que aparecen en el film de Stanley Kramer ¿Vencedores o vencidos? (Judgement at Nuremberg, 1953). Disfruten del discurso del Juez Jannings, magistralmente interpretado por Burt Lancaster. No fue él el último juez inicuo en venderse al poder.

martes, 1 de septiembre de 2009

Lázaro el de Betania

Lázaro era un buen amigo de Jesús de Nazareth. Vivía en Betania (que dista unos tres kilómetros de Jerusalén), junto a María y Marta, sus hermanas. En su casa se hospedó Jesús en varias ocasiones, particularmente los días previos a su Pasión (Mt. 21: 17; Mc. 11: 12; Lc. 10: 38-42; Jn 12: 1-11).
A Lázaro me lo imagino con una edad similar a la de Jesús: Sería, probablemente, soltero o viudo, dado que los Evangelios no hacen referencia alguna a su esposa y sí a sus hermanas. Su casa debía ser grande, para poder dar cabida al Nazareno y a los que con Él iban. Supongo que el anfitrión gozaría de una posición desahogada. En su casa, Lázaro recibía siempre con los brazos abiertos a Jesús y su comitiva –aunque Marta se agobiara preparando viandas para tantos huéspedes (Lc. 10: 40) –; entre ellos, el joven Juan, que es el único evangelista que se refiere a él por su nombre (12: 1).
Jesús se sentía querido en casa de Lázaro, a quien amaba profundamente; el Mesías se refiere a él como “nuestro amigo” (“amicus noster”; Jn 11: 11). Le amaba como Dios ama, y también con su corazón de hombre. Por eso disfrutaría con él como disfrutan los amigos entre sí: bromeando, compartiendo una buena comida o charlando largo y tendido. Por eso también, cuando se enteró de su muerte, Jesús lloró, Dios lloró, con lágrimas de hombre, con aflicción de amor, tanto que los judíos comentaban: “Mirad cómo le amaba” (Jn. 11:35-37).
Lázaro, como era costumbre, fue sepultado el mismo día de su muerte; Jesús no estaba a su lado. Las tumbas de las personas de cierto nivel se excavaban a menudo en la toba; o perpendicularmente, a modo de fosa, en los lugares descendentes, u horizontalmente. Esencialmente consistían en una cámara funeraria con uno o más nichos para los cuerpos, y a menudo con un pequeño atrio delante de la cámara: atrio y cámara se comunicaban entre sí a través de una estrecha puerta que permanecía siempre abierta, mientras que el atrio se comunicaba con el exterior mediante una puerta atrancada con una gran lápida.
Hacía cuatro días que el difunto había sido sepultado, por lo que ya habría comenzado la descomposición: “ya hiede”, le dijo Marta, cuando Jesús ordenó que quitaran la losa de la entrada (Jn. 11: 38-39). Tras rezar a su Padre del cielo, el Mesías llamó al amigo con voz potente: “¡Lázaro, sal afuera!” (Jn. 11: 41-43). Ante el estupor de todos, el de Betania –que estaba muerto– obedeció.

La primera edición española de "Beowulf" (1934)


En 1934 aparece en Barcelona la primera edición española del poema anglo-sajón Beowulf, conservado en un manuscrito de principios del siglo XI. Se trataba de una versión para niños escrita por Manuel Vallvé y publicada por la editorial "Araluce", la más importante de literatura infantil antes de la Guerra Civil.
La historia original había sido alterada para hacerla más sencilla, de modo que los lectores más jóvenes pudieran disfrutar de ella. Como el mismo Vallvé señalaba, Beowulf es un poema muy apropiado para el público juvenil puesto que -como todos los trabajos escritos durante la Edad Media- está lleno de una ingenuidad encantadora. La humanidad, proseguía el autor, estaba en su infancia y no en la arrogante juventud de nuestros días (mediados de los 30), tan fríos y materialistas (Introducción, x). Vallvé hace un análisis bastante simplista, pero sus palabras traslucen la inquitante situación que se vivía en Barcelona dos años antes del estallido de la guerra.
El libro incluía ocho ilustraciones de Felicien de Myrbach (1853-1940), un Barón austriaco que dejó la carrera militar para dedicarse al arte. Parece ser que se le daban bien los héroes germánicos, dado que también ilustró una recopilación de historias wagnerianas preparada por Vallvé, nuevamente para "Araluce".
En la siguiente ilustración aparece el héroe, Beowulf, luchando contra su primer adversario, la criatura Grendel, mitad humano mitad demonio. El dibujo es bastante estático y no da cuenta de la violencia del enfrentamiento que, además, tiene lugar dentro de un salón, Heorot.

Seguidamente, Beowulf se enfrenta a la madre de Grendel, cuyo aspecto en este dibujo es más humano que el de su hijo (me recuerda a la niña de The Ring). El detalle de los huesos humanos no es gratuito, dado que madre e hijo tenían una dieta basada en carne humana.

El héroe muere matando al dragón (ilustración de la portada), tras lo cual su cuerpo es consumido por las llamas en una típica ceremonia funeraria vikinga.

No sé qué impacto tuvo esta edición en el público infantil, pero sin duda merece la pena destacar que muchos niños y jóvenes de los años treinta conocían este poema gracias a una edición adaptada. Alga parecido ha sucedido con el público juvenil de finales de nuestra década tras el estreno de la película de animación Beowulf (2007) de Robert Zemeckis y el posterior videojuego que se ha comercializado. Seguramente, Angelina Jolie -en el papel de la madre de Grendel (¡¿?!)- habrá contribuido a esto. Otro día hablaré de la película.

Jesús Urteaga Loidi, Sacerdote (1922-2009)

El pasado 30 de agosto falleció don Jesús Urtega, a quien muchos conocían como el "cura de la tele" por una serie de programas que dirigió en este medio durante la década de los 60. No me gustan a mí los programas de televisión (ni de radio) religiosos, pues los veo un poco ñoños, aunque por mi edad no vi ninguno de los suyos, así que no puedo opinar sobre ellos. Lo cierto es que en 1965 le fue otorgado el Premio Nacional de Televisión Española. Dos años antes había fundado la revista “Mundo Cristiano”, publicación que se sigue editando en nuestros días y a la que echo un vistazo de vez en cuando –sobre todo cuando mi mujer me dice lo mucho que puedo mejorar como padre y esposo-. En este orden de cosas, en mi casa hay un buen número de libros de la colección “Hacer Familia”, también fundada por él, y de la que saco ideas cuando las mías se agotan, para la brega familiar diaria.
Don Jesús fue también escritor y ésta es la faceta de él que más me gusta. Recuerdo haber leído con avidez, como quien bebe un baso de agua fresca en uno de estos calurosos días, su libro El valor divino de lo humano; yo tenía veinte años cuando un buen amigo lo puso en mis manos. Se trata de un libro exigente, pero que anima al mismo tiempo. Es un texto que invita al combate, pero al combate con uno mismo: luchar por ejercitar las virtudes humanas pone al hombre en disposición de vivir cara a Dios y de servir a los demás.
Jesús Urteaga, pertenecía a la Prelatura del Opus Dei, desde 1940. Otro sacerdote, San Josemaría Escrivá, le propuso entonces un proyecto de vida para “locos”: ser santo en medio del mundo; él aceptó y, sólo algunos años después, se vistió la sotana.


"Fall Weiss": El ataque alemán a Polonia

Tal día como hoy, hace 70 años, las tropas alemanas iniciaron el ataque a Polonia. Comenzaba la II Guerra Mundial, que en Europa duró hasta el 8 de mayo de 1945.
Un día antes se había producido el llamado "Incidente Gleiwitz". Efectivos de las SS y de la Abwehr (Servicio de Inteligencia), vestidos con uniformes del ejército polaco asaltan una emisora de radio alemana en la localidad de Gleiwitz, actualmente Gliwice (Polonia).
Al día siguiente, 1 de septiembre, Hitler pronunció un discurso ante el Reichstag en el que se justificaba el ataque a Polonia (Operación "Fall Weiss") como respuesta a la provocación de los saboteadores polacos; hizo referencia a otros 21 incidentes similares que se habían producido en la frontera germano-polaca. Quizá el pueblo alemán creyera las palabras del Führer, según las cuales Alemania se embarcaba en una guerra "defensiva". Los generales de Hitler sabían la verdad detrás de estos "actos de sabotaje", pues el dictador alemán les había comentado unos días antes: "Proporcionaré una razón propagandística para empezar la guerra, ya sea o no plausible. Nadie preguntará al vencedor si dijo la verdad".
Antes de atacar Polonia, Hitler y Stalin habían hecho un pacto de no agresión, de modo que los soviéticos creyeran que sus fronteras no estaban amenazadas. El pacto, además, contemplaba que las tropas de la URSS invadirían el este de Polonia; Stalin ordenó el ataque el 17 de septiembre.
Hitler nunca pensó que Inglaterra y Francia le declararían la guerra por Polonia; se equivocó. Y sin embargo, ningún contingente armado ayudó al país invadido. Los polacos se sintieron traicionados por sus aliados.
Con 19 años recién cumplidos, un joven de Wadowice vio cómo las tropas invasoras cerraban la Universidad Jagielonia de Cracovia donde estudiaba. Su nombre era Karol Józef Wojtyła y, antes de que acabe la guerra, estudia para hacerse sacerdote en el seminario clandestino de la citada ciudad.

Beowulf MS

Beowulf MS
Hwaet!