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Pero este fenómeno no sólo se da en los citados regímenes políticos. En el caso del psicoanálisis, todos aquellos que se desviaron de la ortodoxia freudiana fueron condenados a abandonar la Sociedad Psicoanalítica Internacional (SPI), fundada en 1910 por Freud, a propósito de una idea de su discípulo Sándor Ferenczi; Otto Rank fue el primer secretario de la SPI. Alfred Adlerfue el primero en separarse del grupo (1911), pero después siguieron Wilhelm Stekel en 1912, y (casi violentamente) Carl G. Jung in 1913. Luego desertaron Ferenczi (de forma discreta), Otto Rank, y Wilhelm Reich en la década de los 20. Tras la muerte de Freud, otros fueron invitados a marcharse: Viktor Frankl y Jacques Lacan. Como ha dicho Martin Evan Jay: "Incluso tras la muerten de Freud, la insistencia de sus seguidores en ocultar materiales potencialmente embarazosos entre sus documentos ha reforzado la impresión de que el movimiento psicoanalítico se asemejaba más a una iglesia sectaria que a una comunidad científica (al menos como se concibe a ésta última idealmente)".