miércoles, 9 de marzo de 2011

La esperanza

Emily Dickinson (1830-1886) pasó los últimos años de su vida recluida en casa de su padre, por voluntad propia; se consideraba "huésped de sí misma". Y sin embargo, no me atrevo a imaginármela sumida en el desconsuelo, quizás después de leer un poema suyo, "Hope Is The Thing With Feathers".


Hope is the thing with feathers 
La esperanza es la cosa con plumas
That perches in the soul, 
Que se posa en el alma,
And sings the tune--without the words, 
Y canta la melodía -sin palabras,
And never stops at all,
Y nunca cesa,


And sweetest in the gale is heard; 
Y más dulce se la oye en el temporal;
And sore must be the storm 
Y fiera ha de ser la tormenta
That could abash the little bird 
Que pudiera derribar al pequeño pájaro
That kept so many warm.
Que a tantos confortó.


I've heard it in the chilliest land, 
Yo lo he oído en las tierras más frías,
And on the strangest sea; 
Y en el más remoto de los mares;
Yet, never, in extremity, 
Pero nunca, pese a todo,
It asked a crumb of me.
Ni una migaja me pidió.

2 comentarios:

  1. Traigo aquí un artículo de Natalia Ginzburg sobre ella, que puedes encontrar en sus Ensayos:

    “¡Qué diferentes somos de Dickinson, en la actualidad! [...] ¿Quién, entre nosotros, siendo poeta, se plegaría a un destino oscuro de solterona en un pueblo? Haría al menos algún intento de fuga. Ella nunca lo hizo. [...] Nosotros vivimos quizá en capitales y nos parecen provincias. Tenemos a nuestro alrededor un montón de gente y nos sentimos excluidos del universo. Estamos llenos de insatisfacción de la cabeza a los pies, siempre ansiosos, nostálgicos, intolerantes. Nos parece pequeño el horizonte que nos aguarda, tenemos la perenne sensación de haber caído en un punto equivocado, y que la porción de horizonte que nos ha tncado es demaisado exigua. Albergamos el pensamiento secreto de que si nos hubiese tocado un espacio mayor del horizonte, y a nuestro alrededor un número más grande de amigos e interlocutores, quizá habríamos podido tener un destino más elevado. No pensamos que los lazos familiares puedan enriquecernos el espíritu, nos han tocado por casualidad y no creemos en la casualidad. [...] Creemos tan solo en nuestras elecciones, y nuestras elecciones son arrogantes, inquietas, caprichosas y agitadas. EStamos, no obstante, siempre con los prismáticos a punto, esperando que aparezca alguna“.

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  2. Gracias por tu jugosa contribución, Jaimemarlow. Viene como anillo al dedo.
    Un saludo.

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Beowulf MS

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Hwaet!