Respecto a ellos, James D'Arcy (Anthony Perkins) consigue una muy creíble interpretación, gracias sobre todo a la intensidad con la que imita al actor en el despacho de Hitch. Se muestra con todos los ticks, la falta de seguridad y la inocencia, que Perkins imprimió a su personaje, Norman Bates. ¿El parecido?
Una baza de la película es la relevancia que se le da a Ed Gein, el psicópata de Plainfield (Wisconsin) en el que se inspiró Robert Bloch para escribir Psycho en 1959. Michael Wincott ha de dar vida un personaje real, cuya forma de actuar es en gran medida desconocida; dicho de otra forma, tiene que darle sus gestos y ademanes a un personaje sólo retratado en algunos noticiarios de la época.
¿Y Hitchcock? Bueno, Sir Anthony Hopkins es uno de mis actores más queridos, pero no conseguí dejar de verlo durante toda su interpretación. Las fotos que había visto de este actor, maquillado como Hitchcock, me habían gustado. Pero lo cierto es que, durante su actuación el rostro pierde mucha expresividad: sólo la boca de Hopkins tiene cierta libertad de movimientos para emular el curioso modo de vocalizar de Hitch; por cierto, el doblaje del personaje no me agradó.