Un siglo después de la ejecución de Thomas More (1535), se publica en España la primera traducción al castellano de su Utopia, por Gerónimo Antonio de Medinilla y Porres (Córdoba, 1637), justicia mayor de esta ciudad andaluza. NOTICIA, JUICIO Y RECOMENDACION
de la
UTOPIA, y de TOMAS MORO
por don
FRANCISCO DE QUEVEDO VILLEGAS
Caballero del Hábito de Santiago
Señor de las Villas de Cetina,
y la Torre de Juan Abad
La vida mortal de Tomás Moro escribió en nuestra lengua Fernando de Herrera, varón docto y de juicio severo; su segunda vida escribió con su sangre su muerte, coronada de virtuoso martirio; fue su ingenio admirable, su erudición rara, su constancia santa, su vida exemplar, su muerte gloriosa, docto en lengua latina y griega. Celebraronle en su tiempo Erasmo de Roterodamo y Guillelmo Budeo, como se lee en dos cartas suyas, impresas en el texto de esta Obra: llamóla Utopía, voz griega, cuyo significado es, no hay tal lugar. Vivió en tiempo y Reyno, que le fué forzoso para reprehender el gobierno que padecía, fingir el conveniente. Yo me persuado, que fabricó aquella política contra la tiranía de Inglaterra, y por eso hizo isla su idea, y juntamente reprehendió los desordenes de los más de los Príncipes de su edad, fuerame fácil verificar esta opinión; empero no es difícil, que quien leyere este libro la verifique con esta advertencia mía: quien dice que se ha de hacer lo que nadie hace, a todos los reprehende: esto hizo por satisfacer su zelo nuestro autor. Hurtos son de cláusulas de la Utopía los mas Repúblicos Ragualbos del Bocalino : precioso caudal es, el que obligó, á que fuese ladrón á tan grande autor. No han faltado lectores de buen seso, que han leído con ceño algunas proposiciones de este libro, juzgando, que su libertad, no pisaba segura los umbrales de la religión, siendo así que ningunas son mas vasallas de la Iglesia Católica, que aquellas, entendida su mente, que piadosa se encaminó á la contradicción de las novedades, que en su patria nacieron robustas, para tan llorosos fines. Escribió aquella alma esclarecida, con espíritu de tan larga vista, que como yo mostré en mi carta el Rey Christianisimo , antevió los sucesos presentes, asistiendo con saludable consejo á las cabezas de los tumultos.
El libro es corto, mas para atenderle como merece, ninguna vida será larga; escribió poco, y dixo mucho: si los que gobiernan le obedecen, y los que obedecen se gobiernan por él, ni á aquellos será carga ni á estos cuidado. Por esto viendo yo á Don Gerónimo Antonio de Medinilla y Porres, que le llevaba por compañía en los caminos, y le tenia por tarea en las pocas horas que le dexaba descansar la obligación de su Gobierno de Montiel, le importuné á que hiciese esta traducción: asegurándome el acierto de ella lo cuidadoso de su estilo, y sin afectación; y las noticias políticas, que con larga lección ha adquirido. executándolas en quanto del servicio de su Magestad se le ha ordenado; y con gran providencia, y desinterés, en el gobierno que tuvo de estos Partidos. Quien fuere tan liberal, que en parte quiera pagar algo de lo que se debe á la buena memoria de Tomas Moro, lea en la Celta Dilettere de Bartolomé Zucchi de Monja la carta que escribió el Cardenal de Capua á Monseñor Marino, Cardenal y Gobernador de Milan y verá quantos méritos tuvo su muerte para canonizar las alabanzas de su vida, y de su doctrina. En la Torre de Juan Abad 28 de Septiembre de 1637 .
Don Francisco de Quevedo Villegas