A ver. ¿Podéis acertar el personaje, el actor y la película?
Ésta tiene su misterio.
martes, 31 de mayo de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
15.000 visitas
Celebro hoy que el blog ha superado las 15.000 visitas y que tengo 34 seguidores. Echo en falta, eso sí, más participación por parte de los lectores, que deben saber que aquí no se vetan comentarios. El otro día, una persona me dijo que, aunque no compartía las opiniones expuestas en algunas de mis entradas, siempre era un placer leerlas.
No quiero convencer (suena a "derrotar"), sólo proponer, promover y, en ocasiones, protestar o provocar.
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A modo de bienvenida / A sort of homecoming
viernes, 27 de mayo de 2011
Una semana de santos ingleses
Icono del Papa san Gregorio Magno y san Augustine de Canterbury, por la mano de un monje de Chevetogne, Bélgica |
Se celebra hoy la fiesta de san Agustín (no de Hipona, sino) de Canterbury. Él fue el encargado de llevar la fe cristiana a los Anglo-Sajones, esto es, los pueblos germánicos que invadieron paulatinamente Inglaterra, tras la marcha de las legiones romanas, a finales del s. V. Agustín había nacido en Roma, también por esas fechas, y llegó a ser Abad del Monasterio Benedictino de San Andrés. Sucedió que el Papa san Gregorio (que por algo le llamaron "Magno") entendió que estos bárbaros que habitaban la antigua Britannia romana podrían recibir la fe, tarea que encomendó a Agustín y a 40 de sus monjes. Me imagino la cara del Abad y compañía, pero allá que fueron. A mitad de camino hacia la tierra de Anglos, Sajones y Jutas, Agustín debió de acongojarse (ya me entendéis), pero el Papa le animó con una par de...cartas.
Llegados a Inglaterra, les recibió el rey de Kent, Ethelbert, que, como yo suelo decir, tenía al enemigo en su propia casa: estaba casado con Bertha, una princesa franca (de los Francos) que era cristiana; está claro que Agustín tuvo el mejor de los aliados. El buen rey se bautizó al poco tiempo (596); como solía ser el caso, también lo hicieron la mayoría de sus noble y súbditos. Agustín siguió predicando el cristianismo a estos guerreros corta-cabezas, para quien Cristo era un fornido guerrero que había ofrecido su vida, heroicamente, por su pueblo. Hubo sus más y sus menos, avances y retrocesos, conversiones y apostasías. Pero para cuando murió Agustín, como primer Obispo de Canterbury (604), la Inglaterra Anglo-Sajona había entrado en la Cristiandad.
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Santas y santos / Saints
Ocho en casa
Uno suele vivir el día a día, sin reparar demasiado en lo que le rodea: es nuestro escenario vital, lleno de las personas, los objetos y el horario cotidianos. Y sin embargo, en algunas ocasiones, repentinamente, algún detalle nos llama la atención. Entonces contemplamos nuestro decorado cotidiano, desde una perspectiva inusitada, nueva, y se produce el fenómeno del "extrañamiento": por unos segundos, vemos nuestra realidad - o una parte de ella - como algo extraño, nuevo.
En casa, hay una serie de encargos relativos a la cocina que van rotando entre mis hij@s durante la semana (sacar y meter los platos en el lavavajillas; barrer; fregar; poner la mesa; limpiar el mantel;...). Pero Javier, de 12 años, es muy ordenado y meticuloso, de modo que él, además, prepara los desayunos del día siguiente.
Y ayer reparé, al pasar junto a los biberones y las tazas, que en casa habitamos ocho personas. "¿Ocho? ¿No sois muchos?" Me pregunta una voz interior, tan vieja como yo. "Sí, ocho" - respondo - "Mamá, papá, y seis hermanos. Ni muchos, ni pocos; ni más, ni menos. Mi familia".
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Mi familia / My framily
martes, 24 de mayo de 2011
Bacon para cenar
Francis Bacon dijo: "Reading maketh a full man, conference a ready man, and writing an exact man" (el leer hace completo al hombre, el hablar lo hace expeditivo, el escribir lo hace exacto).
La cita es muy buena, pero me permito añadir: "Pero sólo la oración lo hace humilde".
viernes, 13 de mayo de 2011
El día después
La densidad de los muertos vivientes es particularmente alta en textos ingleses del siglo XII, especialmente en las llamadas crónicas pseudo-históricas escritas por eclesiásticos, y que recogían leyendas populares junto a acontecimientos históricos.
Curiosamente, existe una cierta afinidad entre el siglo XI y el XXI, que viene marcada, a mi juicio, por una cultura post-apocalíptica, tras el terror milenario -en el caso de la centuria que se inicia en el 1001- y tras la amenaza nuclear que marcó el final del siglo XX. Entonces, como ahora, el hombre se encuentra emplazado en una especie de “Día después”. Así, y de forma metafórica, si en el siglo XI proliferan los relatos (en textos cultos y populares) sobre cadáveres que vuelven de la tumba, en el siglo XXI, la literatura popular, el cine, las series televisivas o los videojuegos inciden en temas como los zombies, los vampiros o la supervivencia de la humanidad a diferentes cataclismos. Muy apropiado me parece, por tanto, profundizar en este tema, no sólo para ilustrar un espacio concreto de la literatura medieval inglesa, sino para ofrecer una reflexión sobre el momento actual.
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martes, 10 de mayo de 2011
Rostros con historia (47)
La cosa va de mal en peor.
Veamos. La película es Frankenstein and the Monster of Hell (Terence Fisher, 1974), la última de la Hammer dedicada al famoso doctor. El personaje es, obviamente, el monstruo del infierno. Pero lo mejor de todo es que el actor que lo interpretaba es nada más y nada menos que David Prowse (1935), el Darth Vader de las tres películas clásicas de la Guerra de las Galaxias.
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En el cine / At the Movies
viernes, 6 de mayo de 2011
Rostros con historia (47)
Todo un reto, este primer plano es todo un reto.
Os diré, sin embargo, que el actor que interpreta al personaje de la foto también interpretó a uno de los malvados más famosos en el cine de finales del siglo XX.
Y sin más preámbulos, actor, personaje y película.
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En el cine / At the Movies
Vives, Inglaterra y Thomas More
El humanista valenciano Juan Luis Vives (1492-1540) visitó Inglaterra en seis ocasiones entre 1523 y 1528.
De regreso a España, Vives llega a la isla el 12 de mayo de 1523. Sus primeras impresiones no son del todo favorables. Habiéndose alojado en Londres, vivía en una habitación pequeña, ruidosa, y que no ofrecía al valenciano si quiera un lugar para escribir. Muy pronto, afortunadamente, Thomas More le invita a visitarle en su mansión de Bucklesbury, donde por primera vez conoce a la familia del inglés. En agosto del mismo año se encontraba Vives dando clases en el Corpus Christi College de Oxford, gracias a las gestiones del Cardenal Wolsey (por entonces Gran Canciller de Inglaterra). El rey Enrique VIII y su esposa, la española Catalina de Aragón, invitaron al humanista español a pasar las navidades en el Castillo de Windsor; no me cabe duda de que volvería a encontrarse con su amigo More.
El 24 de abril de 1524, Vives regresa a Brujas para casarse con Margarita Valldaura, aunque su esposa no le acompañó en su regreso a Inglaterra (24 de octubre), ni en ninguna ocasión posterior – pese a la insistencia de la reina Catalina, muy especialmente en 1527 –. Nuevamente, Vives tuvo que quedarse en Londres, pues el Corpus Christi había suspendido las clases por una epidemia. Otro español, D. Álvaro de Castro, le hospedó. Durante esos días en Londres, Vives visitaba al rey y a la reina (con quien trabó amistad), así como a su amigo More que, por entonces, vivía ya o estaba a punto de mudarse a su residencia en Chelsea.
A principios de 1525, Vives regresa a Oxford, donde permanecerá hasta finales de abril. Gracias a la mediación de la reina, el valenciano consigue que el rey le conceda una licencia para importar vinos. Con este fin vuelve a viajar a Londres. Es entonces cuando Vives es recibido como huésped en casa de More, no sabemos exactamente por cuánto tiempo: entre una semana y un mes. Sea como fuere, los días que More y el valenciano pasaron juntos permitieron a este último conocer a muchos de los amigos del inglés que frecuentaban su casa.
Se sabe que el 10 de mayo de 1525, Vives llega a Brujas. El español dejó Inglaterra como un estudioso reputado, amigo de muchos; su regreso, por contra, no sería tan halagüeño. La política de Wolsey ya no era tan favourable hacia España (por el deseo del rey de poner fin a su matrimonio con la española) y esto situó a Vives en una posición incómoda. En febrero de 1526 desembarca en Inglaterra y no tarda en descubrir que ya no disfruta de su plaza docente en Oxford, perdiendo así su fuente de ingresos. Esta tercera visita no superaría los tres meses. Son días sombríos, sin duda suavizados por la presencia de More y su familia. En una carta escrita en abril de 1526, Vives menciona a las hijas del inglés “tan felices como fecundas”. El 26 de mayo, Vives regresa a Brujas.
Durante los dos años siguientes, el valenciano cruza el Canal de la Mancha en tres ocasiones, dejando la isla definitivamente en noviembre de 1528. Privado de la amistad del rey, Vives es persona non grata; tampoco encuentra el apoyo de la reina: el valenciano, creyendo que hacía lo mejor para ella, rehusó declarar como testigo en el espinoso asunto de la nulidad matrimonial. En una carta dirigida a Juan de Verger, Vives da sus razones: su conciencia valía más que todos los monarcas del mundo. Ésta sería también la actitud de su amigo More y la que le llevaría al cadalso en 1535.
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