jueves, 7 de marzo de 2013

El Jueves fui al cine (IV)

La temática está bien planteada, y la génesis de Psycho es contada de manera amena. Pero en el fondo, se trata de narrarnos un momento concreto en la vida de un matrimonio. Se ha hablado mucho de Hitch como torturador de sus bellísimas actrices rubias, una especie de sublimación del deseo sexual que sentía por ellas. Bien, ¿alguien (normalmente constituido) puede quedarse impávido ante Grace Kelly, Janet Leigh o Kim Novak?

Es cierto que la película nos muestra la obsesión del director con las Hitchcock blondes. Se deja entrever que es un manipulador, que las observa (en ocasiones como voyeur) y que su manera de dirigirlas -de controlarlas- durante el rodaje bien podría verse como una forma de dominio pseudo-erótico. Pero igualmente la misma Janet Leigh agradece lo bien que la ha tratado Hitch, en contraposición a su experiencia con Orson Welles en Sed de Mal (Touch of Evil, 1958), y a las advertencias de Vera Miles (otra supuesta víctima del terrible director).
También los celos tienen su lugar en la cinta, sobre todo en el caso de Hitch, cuyas sospechas infundadas toman forma en la inquietante presencia de Ed Gein (quien insinúa al director la infidelidad de su esposa). Ella, por su parte, soporta con elegancia la fijación de su marido con sus prima donnas de cabellos plateados. Esto ne es óbice para que en un momento memorable de la película, la señora Hitchcock le deje las cosas muy claras a su marido: está harta de los "fantasiosos romances con tus actrices principales", "esas rubias contratadas que troceas y atormentas con tus indicaciones tan específicas".
Y así, Hitchcock puede verse como una historia de amor entre marido y mujer. Hitch termina por reconocer el encanto y el valor que su esposa tiene para él. "Llevo esperando treinta años a que me digas eso" -le dice ella. Y él responde: "Es por eso que me llaman el maestro del suspense". Al final, en un ambiente tan frívolo como el de Hollywood, la fidelidad del director hacia su mujer no deja lugar a dudas.
Quizás se carguen las tintas en el papel que ella tuvo en la forma final del guión de Psycho. Se deja, además, claro que sólo gracias a la colaboración de Alma, pudo el director terminar Psycho. Bien pudo ser éste el caso. Y si no, qué importa: Hitchcock es una película, insisto, y no un documental sobre la anterior.

1 comentario:

  1. Una buena historia, bien contada, con un Hitchcock amable que muestra ante la pantalla todas sus neuras y debilidades de la mano de Alma, su comprensiva esposa. Buenas interpretaciones para una película que hace pasar un buen rato. Un saludo!

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Beowulf MS

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Hwaet!