Hace algún tiempo, en la portada de un libro, encontré una foto que me llamó la atención. En ella, en primer plano, aparecía un prisionero de guerra alemán durante la Segunda Guerra Mundial. El protagonista de la instantánea ocultaba su rostro con la mano izquierda; estaba claro que no quería mostrar su rostro al fotógrafo, ni a la posteridad.
Estaba claro que el fotógrafo había reparado en él, pero ¿por qué motivo? Para mí estaba claro: se trataba de un soldado que, pese a estar muy condecorado, era extremadamente joven. Poco más se podría decir a simple vista de él. Y sin embargo, estudiando la foto al detalle, el especialista (yo me considero como tal, perdonad la inmodestia) descubre más detalles.


Muy buen análisis, me ha encantado. No sé cómo encuentras tiempo para esto...
ResponderEliminarAbrazo,
K2.
Amigo K2, gracias. Uno siempre tiene tiempo para lo que quiere.
ResponderEliminarAbrazo.
man que elegante, eres minucioso al obserbar
ResponderEliminarGracias, anónimo, por tu comentario. Un saludo.
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