viernes, 21 de agosto de 2009

"Good" (2008): Una buena persona.


Cecil Philip Taylor (1929 - 1981) publicó el año de su muerte la obra teatral Good, recientemente llevada a la pantalla por el director brasileño Vicente Amorim.

La historia tiene lugar en la Alemania nazi de finales de los años treinta. John Halder es un profesor universitario de literatura francesa, casado, con dos hijos y al cargo de su madre enferma. Además es autor de una novela en la que un hombre mata a su esposa para evitarle el sufrimiento. La trama del libro de Halder resulta interesante para las autoridades, que encargan al profesor escribir un ensayo legitimando la eutanasia. Él acepta y entonces comienza su viaje al abismo: consiente en hacerse miembro de las SS, deja a su esposa por una joven estudiante, y abandona a un amigo judío que termina en un campo de exterminio.

John Halder es una "buena persona", pero sin fortaleza, ni convicciones firmes. Y por eso no opone resistencia a todo lo que la vida le ofrece, ya sea la atractiva estudiante con la que engaña a su esposa, o subir en el escalafón académico gracias a su pertenencia al partido. Y sin embargo, el profesor tiene una conciencia que le avisa: ante cada una de sus claudicaciones suena en sus oídos el Die zwei blauen Augen von meinem Schatz (Los ojos azules de mi tesoro), una marcha funeraria de Gustav Mahler. Sólo al final de la historia, cuando ya es demasiado tarde, Halder se da cuenta de su error.

La película aborda el tema de la eutanasia, aunque a mi juicio le ha faltado al director (no conozco los detalles de la obra de Taylor) la valentía de encarar el tema con más resolución. Los nazis piden a Halder que redacte "un enfoque inteligente de la muerte por piedad, con la compasión como fundamento", en palabras del funcionario que le hace el encargo; él acepta. Posteriormente, al visitar un hospital, un médico le conduce a una sala en la que se agolpan personas con distintos tipos de retrasos mentales. Halder parece comprender que su ensayo ha contribuido a legitimar la eliminación de esos seres humanos. Y sin embargo, como sólo es una "buena persona" nada hace por bajarse del tren en el que se ha subido.

Ya conocemos la historia. Los nazis aplicaron la "muerte digna", por "compasión", a miles de deficientes mentales. Junto con eso, practicaron la esterilización (y exterminio) de disidentes políticos, indeseables y untermenschen (seres inferiores); además, hicieron sus pinitos en el campo de la manipulación genética. Todo por el bien de la raza aria, y adornado de una terminología que ocultaba el horror de sus prácticas: "reasentamiento", "muerte digna", "solución final", "campos de trabajo", etc.

En la Europa actual, y en nuestro país también, existe una legislación que permite la "interrupción voluntaria del embarazo" (no suena mal, ¿no?) cuando el feto tiene malformaciones; el resultado es que cada vez hay menos personas con el Síndrome de Down. La eutanasia se presenta como una alternativa piadosa y la manipulación de embriones con "fines terapéuticos" es presentada como la panacea para acabar con el sufrimiento. Los bebés "a la carta", niño o niña, rubio o moreno, de ojos verdes o negros, están al alcance de la mano. Los miles de embriones congelados ya no conmueven a casi nadie. Las madres de alquiler, la inseminación artificial, o que un hombre (ex-mujer) pueda dar a luz son la feliz solución para las parejas que no pueden tener hijos; "las cosas que hacen feliz a la gente no pueden ser malas", dice la amante del profesor Halder. Vamos hacia un "mundo perfecto" construído sobre la abominación. Todo ideado, consentido y tolerado por gente bienpensante. Yo no quiero ser una "buena persona", no es suficiente.

2 comentarios:

  1. Una vez más, arrollador en los argumentos. Presentas la realidad, sin los colores con los que pretenden pintar argumentos sentimentaloides para "justificar" la abominación.
    Gracias.

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  2. Gracias, Matt. Enhorabuena por el resultado de anoche, aunque a C. Ronaldo no termino de verlo; tampoco a Ibrahimovich.
    Abrazo

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Beowulf MS

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Hwaet!