martes, 1 de diciembre de 2009

En el escudo de un caballero


En el romance inglés Sir Gawain and the Green Knight (s. XIV) el caballero protagonista del relato, Gawain, lleva una imagen de la Virgen María en la cara interior de su escudo (vv. 648-50): "At þis cause þe knyȝt comlyche hade / In þe inore half of his schelde hir ymage depaynted, / Þat quen he blusched þerto his belde neuer payred" (Por esta causa el caballero cortésmente llevaba / su imagen pintada en la cara interior de su escudo, / así que cuando la miraba su coraje nunca caía).
Cuenta Nennius en su Historia Brittonum (s. IX) que el rey Arturo combatió en doce ocasiones contra los sajones. Durante la batalla que tuvo lugar en el castillo de Guinnion, el famoso rey bretón llevaba una imagen de la Virgen María sobre sus hombros, consiguiendo gracias a su ayuda una gran victoria.
En la Gesta Regum Anglorum (s. XII) de William of Malmesbury leemos cómo también en la última batalla, aquella que tuvo lugar en el monte Badon, Arturo llevaba una imagen de María cosida a su armadura. Geoffrey of Monmouth también narra en su Historia Regum Britanniæ (s. XII) que durante la batalla del monte Badon Arturo llevaba la imagen de la Virgen. Lo novedoso de su comentario es que la imagen estaba en su escudo llamado Pridwen; déntico es el relato que al respecto hace Layamon en su Brut (s. XII).
Quizá fueran los textos de G. of Monmouth o Layamon los que el poeta de Sir Gawain and the Green Knight tuviera en mente, precisamente por que puntualizan que la imagen de la Virgen iba pintada en el escudo de Arturo. Y sin embargo el poeta anónimo de nuestro romance introduce una novedad que no está presente en ninguno de los pasajes aquí incluidos. Si excluimos la mención de Geoffrey of Monmouth, la imagen de María funciona en todos ellos a modo de milagroso talismán que, simplemente por su presencia, ayuda a quien lo porta en las batallas. En el caso de la imagen en el escudo de Gawain podemos decir que de por sí no tiene poder alguno; es necesario que Gawain la mire para que cumpla su propósito, esto es, que el coraje del caballero no decaiga en el combate. Cuatro siglos después de que María hiciera su primera aparición en el contexto de la narración artúrica, parece como si el poeta quisiera recalcar que la imagen de la Madre de Dios no es una especie de amuleto mágico que se lleva y cumple su propósito, sino que sólo sirve en tanto que inspira al caballero un acto de devoción y amor; entonces ella concede sus favores.
Como vemos, al llevar Gawain la imagen de María pintada en su escudo, nuestro caballero se sitúa en el contexto de una antigua tradición que se iniciara cuatro siglos atrás con la persona del rey Arturo. Además este detalle, y a la luz de las innovaciones en la teología mariana a finales de la Edad Media, apunta a que el caballero sentía una profunda devoción por María, a quien recurría en los momentos de peligro físico o moral.

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