El 16 de abril de 1945 el ejército soviético lanza su ofensiva contra Berlín. Miguel Ezquerra, ex miembro de la "División Azul" y capitán de las Waffen-SS, estaba al mando del Einsatzgruppe Ezquerra. Cuántos y quiénes eran sus integrantes no está claro: unos 250 españoles, quizás en su totalidad, de las Waffen SS, además de supervivientes de las divisiones Charlemagne y Wallonie, también SS. En su libro Berlín, a vida o muerte, el propio Ezquerra cuenta (de forma un tanto novelesca) la defensa desesperada del Reichstag. El 30 de abril el cerco ruso se cierra alrededor de la Cancillería, la Postdammer Platz y la Puerta de Brandemburgo. Ante la avalancha de los T-34, y llevándose algunos por delante con los panzerfaust, Ezquerra y los suyos escapan por la Friedrichstrasse, atrincherándose cerca del búnker; allí, la MG-42 de Ramón humeaba bajo la ligera lluvia, mientras escupía sobre Iván. A Ramón se le daba bien manejar la MG 42. Cuando estuvo en la "División Azul" se familiarizó con el modelo anterior de esta arma, la MG 34, pero la que llevaba ahora le hacía sentirse más seguro. Sin embargo, la altísima cadencia de fuego de la MG 42 (entre 1.200 y 1.800 disparos por minuto) era también uno de sus peores inconvenientes: excesivo consumo de balas. Por eso, Ramón lleva toda la munición de 7,92mm con la que ha podido cargar. Además, la elevada cadencia de fuego también provocaba un calentamiento excesivo del cañón, que tenía que ser substituido con celeridad. Esa era la tarea de su compañero el Cargador, pero ahora no estaba a su lado. Esto era lo que más preocupaba al Sturmmann Serrano.
Entre calada y calada, Ramón mira por la ventana y aprieta los dientes. No hay marcha atrás: está donde ha querido estar. Retumban las cadenas de los T-34. Ya vienen…




Uf, Eugenio, se ve que te gusta escribir, pero lo que has escrito es muy profundo para mí ;-)
ResponderEliminarYo pensaba que ibas a hablar de los Madelman, sin más.
Mi hermano tenía el soldado, marine o lo que sea, y yo tenía el explorador del safari. Incluso llegamos a tener los jeeps: él el caqui y yo el de safari. A mí me gustaba más el de mi hermano, pero los Reyes Magos tuvieron a bien repartirlo así.
Lo pasábamos bien.
Un abrazo
Fernando
Granada
PD.: Ah, sabes qué, creo que los niños (varones) tienen que seguir jugando con escopetas y pistolas: no se les hace más violentos ni puñetas (con perdón).