El pasado Martes, 7 de diciembre, nos reunimos a cenar en casa de unos buenos amigos. Los anfitriones (Mariángeles y Alfonso) son padrinos de Batismo de mi hijo Javier, así que somos "compadres", una palabra que ahora uso siempre con ellos. Pues bien, mis compadres habían decidido celebrar una cena con todos sus ahijados (tres de Bautismo -incluido mi hijo- y uno de Confirmación), así como los padres: cinco matrimonios en total.
Nuestros anfitriones viven en una casa de tres plantas (¿o son cuatro?) en el casco antiguo de Jaén, cerca del Convento de las Bernardas, la Plaza de Toros y la Alameda. Ella y él son Licenciados en Filología Clásica e imparten docencia en Secundaria. Les encantan las antigüedades, que Alfonso consigue siempre a muy buen precio. Por eso, yo llamo a su vivienda "Casa Museo": muebles, cuadros, porcelanas, lámparas, aperos rústicos, libros, alfombras, etc. Extremadamente educados los dos, hospitalarios y muy generosos, tienen a gala ser los perfectos anfitriones: al final de la cena, todos nos marchamos con un regalo que nos habían preparado. En ellos la cortesía, sin fingimiento, se hace virtud.
Los otros comensales eran también amigos. Rafi y Sharhoohk, ella sicóloga de Jaén y él ingeniero nacido en Bombay, se conocieron en un crucero y ahora viven en esta ciudad. Pepe y Rosa, padrinos de mi hija pequeña, son especiales: ella una mujer que no conoce el desánimo y él, un trabajador infatigable. Por último, Rafael y Loli, padres de 8 hijos, los más veteranos de la reunión.
De izquierda a derecha: Mariángeles, Alfonso, Sharhoohk, Rafael, Pepe, Rosa, Loli Juany y Rafi. |
En fín, que lo pasamos estupendamente.
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