En mayo de 1534, Margaret Roper, la hija de Thomas More –quien había sido Gran Canciller de Inglaterra desde 1529 a 1532– escribe esta carta a su padre, encarcelado en la Torre de Londres desde hacía unos días. Allí se encuentra por deseo del monarca inglés, Henry VIII, gran amigo y admirador de More.
Hacia 1525 el rey ha perdido la esperanza de que Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos y viuda de Arthur, el hermano de Henry) le dé un heredero. Entra también en escena Anne Boleyn, por quien el rey –que ya había tenido antes otras aventuras extramaritales– sentía una vehemente pasión. Para terminar de complicar la cuestión, Henry pudo sentir también algún tipo de escrúpulo de conciencia por haberse casado con la esposa de su difunto hermano. El rey pide a Roma que declare la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón, pero la respuesta se retrasa. Esto le cuesta el puesto (y acaso la vida) a Wolsey, Gran Canciller de Henry VIII, quien fallece súbitamente en 1530, después de haber sido acusado de traición.
Cuando More acepto el cargo de Gran Canciller en 1529, el rey le asegura que nunca le hará ir contra su conciencia; pronto se demostrará lo contrario.
El 15 de mayo de 1532 el clero inglés se somete por completo a Henry VIII como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Un día después, More renuncia a su cargo de Gran Canciller, argumentando motivos de salud. El Acta de Supremacía, que reconoce a Henry la autoridad sobre la Ecclesia Anglicana también fue ofrecida a More para que la acatara con juramento; él no lo hizo, alegando motivos de conciencia. Desvinculado de la autoridad de Roma, Henry declara nulo su matrimonio con Catalina (mayo de 1533); en enero de ese mismo año, el rey había contraído con Anne Boleyn, que ya estaba embarazada. More no asiste a la boda de su rey y esto enfurece a Henry.
En Marzo de 1534, el rey obliga a sus súbditos a jurar, bajo pena de alta traición, el Acta de Sucesión. More es llamado a Westminster el 13 de abril para que acate el documento. Aunque el texto principalmente legitima a los herederos del matrimonio entre Henry y Anne Boleyn (a esto More no se oponía), niega también la autoridad del Papa en cuestiones matrimoniales. More también lo rechaza y guarda silencio sobre sus motivos. Cuatro días después, entra como reo en la Torre de Londres de donde no saldrá vivo.
Incluyo la primera carta que su hija Margaret remitió a su padre después de su encarcelamiento (mayo 1534). Está sacada de mi libro ‘Padre Mío Bueno’. Margarita Moro Roper: Perfil biográfico y Epistolario. (Madrid: Rialp, 2007). Pese a que Meg -así la llamaba su padre cariñosamente- y More siempre se escribían en latín, la correspondencia que se conserva después del encarcelamiento está en el inglés del siglo XVI; ya se ve que no estaban para latines.
Padre mío bueno
No es para mí un pequeño sosiego, pues no puedo hablar contigo como haría si tuviera los medios, al menos deleitarme en este tiempo amargo de tu ausencia por los medios que tengo a mi alcance, escribiéndote tan a menudo como puedo y leyendo una y otra vez tu carta tan llena de fruto y deleite, fiel mensajera de tu mente virtuosa y espiritual, libre de todo amor corrupto por las cosas mundanas y tan firmemente prendida sólo del amor de Dios y del deseo del cielo, como corresponde a un muy sincero adorador y fiel siervo de Dios, el cual no dudo, buen padre, sostiene Su santa mano sobre ti y preservará (como ha hecho) tanto el cuerpo como el alma (para que sea una mente sana en un cuerpo sano) y principalmente ahora cuando has abandonado todo consuelo terreno y voluntariamente te has resignado, feliz y completamente por Su amor, a Su santa protección.
Padre, ¿cuál piensas ha sido nuestro sosiego desde que te marchaste de nuestro lado? Seguramente la experiencia que hemos tenido de tu vida pasada y tu conversación tan de Dios, tu saludable consejo y ejemplo virtuoso, y nuestra seguridad no sólo de la continuidad de lo mismo, sino también de un gran incremento por la bondad de nuestro Señor en el gran descanso y gozo de tu corazón desprendido de toda inmundicia terrena y engalanado con la noble vestidura de las virtudes celestiales, un agradable palacio para que el Espíritu Santo descanse, el cual te defienda (como no dudo hará, buen padre, por su bondad) de toda tribulación de mente y cuerpo, y me dé a mí, tu amantísima hija obediente y servidora, y a nosotros, tus hijos y amigos, el seguirte en aquello que alabamos en ti, y como nuestro único solaz, el recordarte y hablar de ti, para que podamos en fin reencontrarnos contigo, padre mío bueno, en la bienaventuranza del cielo que nuestro misericordioso Señor nos ha comprado con su preciosa sangre.
Tu amantísima hija, obediente y que reza por ti, Margarita Roper, la cual desearía por encima de todas las cosas terrenas estar en el lugar de Juan Wood* para prestaros algún servicio. Pero vivimos con la esperanza de que en breve podamos recibirte de nuevo –le rezo a Dios de todo corazón que pueda ser así–, si esa es Su santa voluntad.
*Juan à Wood era un criado de More y, cuando éste fue enviado a la Torre, fue su asistente. Gracias a él conservamos los textos que More escribió durante su prisión, aunque Juan à Wood era analfabeto.
Hacia 1525 el rey ha perdido la esperanza de que Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos y viuda de Arthur, el hermano de Henry) le dé un heredero. Entra también en escena Anne Boleyn, por quien el rey –que ya había tenido antes otras aventuras extramaritales– sentía una vehemente pasión. Para terminar de complicar la cuestión, Henry pudo sentir también algún tipo de escrúpulo de conciencia por haberse casado con la esposa de su difunto hermano. El rey pide a Roma que declare la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón, pero la respuesta se retrasa. Esto le cuesta el puesto (y acaso la vida) a Wolsey, Gran Canciller de Henry VIII, quien fallece súbitamente en 1530, después de haber sido acusado de traición.
Cuando More acepto el cargo de Gran Canciller en 1529, el rey le asegura que nunca le hará ir contra su conciencia; pronto se demostrará lo contrario.
El 15 de mayo de 1532 el clero inglés se somete por completo a Henry VIII como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Un día después, More renuncia a su cargo de Gran Canciller, argumentando motivos de salud. El Acta de Supremacía, que reconoce a Henry la autoridad sobre la Ecclesia Anglicana también fue ofrecida a More para que la acatara con juramento; él no lo hizo, alegando motivos de conciencia. Desvinculado de la autoridad de Roma, Henry declara nulo su matrimonio con Catalina (mayo de 1533); en enero de ese mismo año, el rey había contraído con Anne Boleyn, que ya estaba embarazada. More no asiste a la boda de su rey y esto enfurece a Henry.
En Marzo de 1534, el rey obliga a sus súbditos a jurar, bajo pena de alta traición, el Acta de Sucesión. More es llamado a Westminster el 13 de abril para que acate el documento. Aunque el texto principalmente legitima a los herederos del matrimonio entre Henry y Anne Boleyn (a esto More no se oponía), niega también la autoridad del Papa en cuestiones matrimoniales. More también lo rechaza y guarda silencio sobre sus motivos. Cuatro días después, entra como reo en la Torre de Londres de donde no saldrá vivo.
Incluyo la primera carta que su hija Margaret remitió a su padre después de su encarcelamiento (mayo 1534). Está sacada de mi libro ‘Padre Mío Bueno’. Margarita Moro Roper: Perfil biográfico y Epistolario. (Madrid: Rialp, 2007). Pese a que Meg -así la llamaba su padre cariñosamente- y More siempre se escribían en latín, la correspondencia que se conserva después del encarcelamiento está en el inglés del siglo XVI; ya se ve que no estaban para latines.
Padre mío bueno
No es para mí un pequeño sosiego, pues no puedo hablar contigo como haría si tuviera los medios, al menos deleitarme en este tiempo amargo de tu ausencia por los medios que tengo a mi alcance, escribiéndote tan a menudo como puedo y leyendo una y otra vez tu carta tan llena de fruto y deleite, fiel mensajera de tu mente virtuosa y espiritual, libre de todo amor corrupto por las cosas mundanas y tan firmemente prendida sólo del amor de Dios y del deseo del cielo, como corresponde a un muy sincero adorador y fiel siervo de Dios, el cual no dudo, buen padre, sostiene Su santa mano sobre ti y preservará (como ha hecho) tanto el cuerpo como el alma (para que sea una mente sana en un cuerpo sano) y principalmente ahora cuando has abandonado todo consuelo terreno y voluntariamente te has resignado, feliz y completamente por Su amor, a Su santa protección.
Padre, ¿cuál piensas ha sido nuestro sosiego desde que te marchaste de nuestro lado? Seguramente la experiencia que hemos tenido de tu vida pasada y tu conversación tan de Dios, tu saludable consejo y ejemplo virtuoso, y nuestra seguridad no sólo de la continuidad de lo mismo, sino también de un gran incremento por la bondad de nuestro Señor en el gran descanso y gozo de tu corazón desprendido de toda inmundicia terrena y engalanado con la noble vestidura de las virtudes celestiales, un agradable palacio para que el Espíritu Santo descanse, el cual te defienda (como no dudo hará, buen padre, por su bondad) de toda tribulación de mente y cuerpo, y me dé a mí, tu amantísima hija obediente y servidora, y a nosotros, tus hijos y amigos, el seguirte en aquello que alabamos en ti, y como nuestro único solaz, el recordarte y hablar de ti, para que podamos en fin reencontrarnos contigo, padre mío bueno, en la bienaventuranza del cielo que nuestro misericordioso Señor nos ha comprado con su preciosa sangre.
Tu amantísima hija, obediente y que reza por ti, Margarita Roper, la cual desearía por encima de todas las cosas terrenas estar en el lugar de Juan Wood* para prestaros algún servicio. Pero vivimos con la esperanza de que en breve podamos recibirte de nuevo –le rezo a Dios de todo corazón que pueda ser así–, si esa es Su santa voluntad.
*Juan à Wood era un criado de More y, cuando éste fue enviado a la Torre, fue su asistente. Gracias a él conservamos los textos que More escribió durante su prisión, aunque Juan à Wood era analfabeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario