lunes, 27 de abril de 2009

Monólogo de un replicante en Blade Runner

En 1982 se estrenaba la película Blade Runner, dirigida por Ridley Scott y basada, muy libremente, en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep? (1968)). Cuatro años después de Alien, el Octavo pasajero, Scott estaba apostando fuerte por la ciencia ficción.
La película se desarrolla en Los Ángeles durante el año 2019, pero aborda un tema que a fecha de hoy, diez años antes, ya no es ciencia ficción: la ingeniería y la manipulación genética. Así, una empresa llamada Tyrrell Corporation crea artificialmente a unos seres llamados replicantes, con el nobilísimo propósito de librar a los humanos de los trabajos peligrosos; los replicantes asimismo son empleados como esclavos en las “colonias exteriores” de la Tierra. El modelo Nexus-6 es prácticamente idéntico al ser humano; a decir verdad, lo supera en agilidad y fuerza física. Sin embargo, su condición no humana, le impide tener respuestas emocional complejas o de empatía. Además, la vida (o duración, mejor dicho) de este modelo Nexus-6 está limitado a 4 años, dada su alta inestabilidad emocional.
Tanto es así que los replicantes se rebelan ante su situación y se producen una serie de altercados sangrientos. Seguidamente, estos seres son declarados ilegales en el planeta Tierra, y se encarga al apático Rick Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner – policía especialmente entrenado –, que proceda a localizar y “retirar” a un grupo de replicantes especialmente peligrosos que, al mando de Roy Batty (Rutger Hauer) han llegado a Los Ángeles.
Deckard hace su trabajo sin convencimiento alguno, pero tampoco tiene razón alguna para no cumplirlo hasta el final. Quizás experimenta algún remordimiento cuando ve los cuerpos de dos replicantes femeninas que ha retirado, pues realmente parecen humanas. A fin de cuentas, en un mundo sin Dios como el de Deckard, ¿qué diferencia hay entre un Nexus-6 (con 4 años de duración) y un ser humano (con unos cuantos más)? También el espectador entra en este juego, sobre todo al ver la falta de humanidad que existe en el mundo de Deckard, masificado, oscuro, lluvioso, consumista. Antes de terminar la película, Batty puede matar a Deckard, quitarle ese don precioso que a él mismo se le escapa ya, segundo a segundo. El primero entiende el valor de una vida (aunque sea la de aquel que le buscaba para “retirarle”), y el replicante, cuasi humano, salva al hombre deshumanizado. Deckard y el espectador, sin más puntos de referencia en el universo materialista descrito por la película, bien pueden ver en el gesto benévolo de Batty un auténtico rasgo de humanidad. Nada de extraño hay, por tanto, en que al final, el Blade Runner comience una historia de amor con una replicante (efectivamente, no era una mujer) a la que conoció al principio de la película; “Lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quién vive?”- le dice a Deckard su desagradable compañero. Él y ella se marchan juntos en coche. Hace un día espléndido y luce el sol. Es un final feliz, a lo postmoderno.
Aquí tenéis la secuencia en la que Batty salva la vida a Deckard, pronuncia su propio sermón funerario y se apaga. El monólogo del replicante es uno de los más memorables de la historia del cine de las últimas décadas: “I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those ... moments will be lost in time, like tears...in rain. Time to die”. (“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”).

10 comentarios:

  1. Lo cierto es que aunque la escena final de "lágrimas en la lluvia" es tremenda, el momento justo anterior, el que tú comentas de "¿quien vive?" me pareció mucho más sobrecogedor.

    Y es que no hay diferencia entre "replicantes" y "humanos" (o "buenos y malos") porque todos cumplen la misma misión.

    Aunque sin lugar a dudas, el mejor momento de la peli es cuando la chica le dice "No soy un replicante... mira, esta es mi madre... tengo mis recuerdos..."

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  2. Caso excepcional de peli mejor, y mucho, que el libro. El ambiente de la historia, clave para transmitir angustia, es mucho más efectivo con imágenes que con palabras. Por una vez.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Gracias, Luisa. Me sigo quedando con las palabras de Batty. Son, efectivamente, sobrecogedoras porque hablan de la muerte como último fin: las memorias del replicante se perderán con su vida; en ese sentido, "¿pero quién vive?" tiene más alcance: no es la muerte de uno, sino que todos hemos de morir.
    Las palabras del replicante muestran algo más: su trágico vitalismo. Roy Batty ha visto cosas que nadie más ha visto y, en ese sentido, ha vivido intensamente. Pero además, las palabras de Batty son enormemente evocadoras: naves en llamas más allá de Orión, las Puertas de Tannhäuser(¿habrá escuchado a Wagner?) y sus palabras finales: Tiempo de morir, un claro guiño al libro del Eclesiastés 3, 2(un tiempo para nacer y un tiempo para morir).
    ¿Las palabras de la chica? Ya sabes que ella había sido programada para tener determinados recuerdos de infancia, y para ella son REALES.

    Muchas gracias, Javier. Bueno, nunca comparo las películas con los libros que las preceden, pues cada lenguaje ha de conseguir el efecto deseado según sus propios recursos. En realidad, la historia de P.K. Dick no era gran cosa. Pero si comparamos, te diré dos casos más que se me vienen a la cabeza, y los dos con películas de Alfred Hitchcock: Rebeca, basada en la novela de Daphne du Maurier y Psycho, a su vez, en otra de Robert Bloch.
    Saludos

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  5. De verás, no soy un troll y me ha gustado lo que he leído arriba, pero por dios, quitate esa foto con pipa y pose, qué pareces gilipollas y "parece" que no lo eres.

    Un saludo

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  6. Yo también me alegro de saludarle. "Parecer" o dejar de "parecer" es algo que dejó de importarme hace tiempo.
    Un saludo

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  7. ¡Enhorabuena! ¡Qué alegria encontrar otro fan de Blade Runner en la red!
    Creo que se puede decir que los replicantes son humanos, incluso más humanos que los humanos. Recuerdan a los protagonistas su humanidad perdida; y el epílogo final con ese paisaje luminoso y abierto, es una imagen de la trascendencia (que Scott ha eliminado en el final cut, otro error entre muchos). No todos los recuerdos se perderán como lágrimas en la lluvia.
    ¡Enhorabuena por tu blog!

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  8. Gracias, JJ. Comparto lo que dices; yo también eché en falta la luz del final, y la carretera que se pierde en el horizonte.
    Un saludo cordial.

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