Este año (sin aniversario alguno que lo explique) se ha producido una curiosa coincidencia en las librerías: están a la venta dos obras, a mitad de camino entre la ficción y la realidad, que se centran en el escritor inglés Charles Dickens, intentando mostrar las facetas más ocultas de su personalidad.
De una parte, La soledad de Charles Dickens (Roca Editorial) de Dan Simmons recrea los últimos años en la vida del autor de Oliver Twist, concretamente el periodo transcurrido entre el terrible accidente de tren del que sobrevivió (1865) y su muerte de un ataque apoplegía en 1870. Para dibujar al Dickens más sombrío, Simmons se sirve de su discípulo Wilkie Collins (autor de La Piedra Lunar) que, a modo de contrapunto, perfila una especie de fotografía en negativo de su maestro.
Siguiendo con sus novelas sobre autores literarios, y después de escribir sobre Dante y Edgar A. Poe, Matthew Pearl ha escrito El último Dickens (Alfaguara). Se trata de una novela de intriga que también mezcla hechos documentados con otros salidos de la imaginación del autor. La trama discurre en torno al supuesto misterio de la novela que Dickns dejó inconclusa por su muerte, El misterio de Edwin Drood. Me gustó El Club Dante, no tanto La sombra de Poe, de modo que Pearl se juega mucho conmigo en esta su tercera novela.
En fin, uno siempre puede –si no termina de disfrutar con estas novelas de Simmons y Pearl- (re)leer al protagonista de ambas. Como dice el prestigioso crítico Harold Bloom, aunque Dickens no tiene la genialidad de Shakespeare, como él supo crear personajes literarios inolvidables.
Una vez me dijiste: "¡mira que te gustan los novelones!". Es verdad, y victorianos mejor.
ResponderEliminarCharles Dickens es uno de mis autores favoritos, y no sólo por sus dotes como escritor, sino también porque me cae simpático, el tipo: al principio de "David Copperfield", Dickens escribió en primera persona, como alter-ego de David, que todas las personas que nacieron en viernes están predestinadas a tener una vida difícil. David nació en viernes, y yo también. Esa coincidencia se me quedó grabada como una nota simpática desde que leí ese libro por primera vez a los 14 años.
Un abrazo,
Catherine Heathcliff.
Muchas gracias, Cathy. Es curioso lo que cuentas sobre el Viernes, aunque como supondrás, yo no creo en la predestinación -sospecho que tú tampoco-. De todas formas, ¿quién tiene una vida fácil?
ResponderEliminarUn abrazo