lunes, 11 de octubre de 2010

El Papa y los nazis (I)


Joseph A. Ratzinger, a los 16 años
Afortunadamente, ya nadie (o casi nadie) habla de esto, pero hace tiempo que quería escribir algo al respecto.
Cuando Joseph Ratzinger (1927) fue elegido Papa, algunos medios de comunicación se apresuraron a buscar algún episodio escabroso en su vida, una tarea que les resultó algo difícil. Entonces alguien dio con un dato biográfico que podría dar al traste con la reputación del recién elegido Papa: siendo adolescente, Benedicto XVI había pertenecido a las Hitlerjugend (juventudes hitlerianas); de ahí a acusarle de nazi había un corto trecho.
Mucho trabajo podrían haberse ahorrado los concienzudos periodistas, si hubieran leído uno de los libros que publicó el Cardenal Ratzinger antes de ser elegido como Obispo de Roma. En La sal de la tierra (Salz del erde, 1996), el inquisitivo entrevistador (el libro está escrito a modo de preguntas y respuestas) incide sobre un episodio en la juventud del Cardenal bávaro; merece la pena citar la pregunta y la respuesta íntegras:
(Peter Seewald): "Dígame, Cardenal. ¿usted ha sido miembro de las juventudes hitlerianas?"
(Joseph Ratzinger): "Nosotros no pertenecimos a las juventudes Hitlerianas, pero en el año 1941, mi hermano sí fue obligado a formar parte. Yo era demasiado pequeño todavía [14 años], pero después fui inscrito por los propios responsables del Seminario. Pero en cuanto salí del Seminario no fui más allí, y eso me creó bastantes dificultades, porque yo sólo podía obtener el dinero [un descuento en los aranceles educativos] si frecuentaba las manifestaciones de las Juventudes hitlerianas. Menos mal que había un profesor de Matemáticas, que era nazi, pero, gracias a Dios, muy comprensivo -era un hombre honrado- que me advirtió: 'Ve al menos una vez, para que te den el carnet', y al ver que yo me negaba, me dijo: 'No te preocupes, te comprendo, yo lo haré por ti”. Y me libró de aquella obligación".
Sin duda, el recelo del joven Ratzinger hacia las Hitlerjugend se debía, entre otras cosas, al ambiente anti-nazi que vivía en su casa. Su padre, gendarme, sufría mucho por el hecho de estar al servicio de un poder estatal a cuyos representantes consideraba unos criminales. Al jubilarse con 60 años, decidió mudarse con la familia, desde la ciudad de Tittmoning a Hufschlag, una casa en medio del campo a media hora a pie del pueblo de Traunstein; allí la situación era más distendida -pese a que también entre los campesinos había muchos nacionalsocialistas-. Nunca en público -por razones obvias para un padre en un régimen policial-, Joseph Ratzinger (padre) mostró su oposición al régimen nazi, pero en casa manifestaba su repulsa con toda claridad.
Peter Seewald, páginas más adelante, vuelve sobre los años de la guerra en Alemania. El Cardenal explica que en 1943, todos los seminaristas fueron enrolados. Después del desastre alemán en Stalingrado, el rumbo de la guerra favorece claramente a los aliados. Estos, además, intensifican las incursiones aéreas sobre Alemania, ya frecuentes desde 1942.
Servidores de antiaéreo, jóvenes y "uniformados"
Ese mismo año se ordena el reclutamiento de todos los alemanes mayors de 15 años (también del sexo femenino) para servir como personal auxiliar de la Luftwaffe (la Fuerza Aérea); a principios del año siguiente esta orden se pone en práctica.
Jóvenes servidores de un antiaéreo (Hamburgo, 1944)
En palabras de Ratzinger: “todos los seminaristas de Traunstein, formando un grupo, fuimos destinados a Munich, a la artillería antiaérea. Yo sólo tenía 16 años, y de agosto del 1943 a septiembre del 1944, estuve de servicio militar como todos los demás”. El primer destino del joven Ratzinger fue la defensa de una planta BMW, donde se fabricaban motores para aviones.

Junto al 88mm, un cañón muy grande para servidores tan pequeños

La propaganda alemana hacía buen uso de estos muchachos al final de la guerra, como puede verse en las imágenes que incluyo. En su mayoría, son jóvenes (y niños) enrolados por la Luftwaffe, como ayudantes de baterías antiaéreas.

Este niño luce una Cruz de Hierro

Servidores de batería antiaérea, heridos en combate
Una foto de un album privado
Y otra
Todos ellos, por supuesto, pueden ser acusados hoy en día de haber sido nazis. ¿No?
(continúa en http://eugenioolivares.blogspot.com/2010/10/el-papa-y-los-nazis-ii.html)

7 comentarios:

  1. Eugenio, gracias por publicar esta aclaración. Ya había oído del rollo este de que si Ratzinger había sido nazi. Quedan las cosas claras con lo que dices, y con otras cosas que he leído además.
    Un abrazo desde Granada. Ya tenemos nieve en la sierra: se ha enganchado una parte de nieve del invierno pasado con la de este.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Fernando, como siempre. Vienen dos partes más.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Todos los que hicieron el servicio militar obligatorio durante el franquismo, ¿son franquistas?.
    Pues imagínenese ustedes las posibilidades de libre elección en las postrimerías de una guerra y en la Alemania nazi donde acabaron siendo forzados niños y ancianos a enfrentarse con los tanques en Berlín.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, José Luis. En efecto, la comparación viene muy a propósito.

    ResponderEliminar
  5. Entonces yo que estoy en un club de Star Trek no soy Trekkie ¿verdad,Jose Luis?

    ResponderEliminar
  6. Me alegro de que un Trekkie (o una Trekkie) comente la entrada.
    La diferencia radica en que tú, entiendo, has elegido entrar a ese club.
    Saludos, anónimo.

    ResponderEliminar
  7. Les recomiendo que busquen en YouTube un video que se llama El Tercer Secreto de Fátima que fue creado por vaticanocatolico.com. Además explican qué le ha ocurrido a la Iglesia católica después del Vaticano II, cómo estamos viviendo la Gran Apostasía profetizada en la Sagrada Escritura y en las profecías católicas. El link del video es el siguiente: El Tercer Secreto de Fátima y el Fin del Mundo

    ResponderEliminar


Beowulf MS

Beowulf MS
Hwaet!